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22/03/14

Polémica en torno a la primera Ley del cigarrillo electrónico.


En las últimas semanas se han encontrado posiciones contrapuestas en torno a la nueva Ley del cigarrillo electrónico: por un lado se encontrarían las asociaciones contra el tabaquismo y las empresas farmacéuticas, y por otro, las franquicias que venden este tipo de productos.

Hemos seleccionado el siguiente artículo del diario Expansión, que recoge asimismo la Asociación Nacional de Asociaciones de Estanqueros:

"El cigarrillo electrónico es un producto que fue patentado en EEUU, ya en 1964. En 2004, un farmacéutico chino registró su propia versión, que incluía líquido con nicotina. Poco después, el consumo de estos productos y, por ende, los puntos de venta se dispararon.

En la actualidad, se calcula que hay 3.200 tiendas especializadas en España, además de 4.000 estancos que los han incorporado a su oferta, y entre 600.000 y 800.000 vapeadores (término que usa para definir a los fumadores de estos cigarrillos de vapor).

Un crecimiento que se ha producido de forma alegal. Hasta ahora. En febrero, el Congreso aprobó la que será la primera normativa sobre el cigarrillo electrónico, que recoge los puntos principales incluidos en la directiva europea. La primera cuestión que aborda –que de hecho está levantando ampollas entre el colectivo médico y el sector farmacéutico– es la consideración de estos cigarrillos como derivados del tabaco, no como productos sanitarios. La primera consecuencia es que no tendrán por qué venderse en farmacias y que tributarán un IVA del 21%.

El proyecto de ley, que ahora se tramita en el Senado, sí impone límites en el contenido de nicotina máximo, que en ningún caso podrá superar los 20 miligramos por mililitro. Además, es previsible que Sanidad imponga las debidas advertencias en las cajetillas.

Protección de los menores.

Al tiempo, se consolida la decisión de Ana Mato de restringir su uso en espacios públicos, como colegios, parques infantiles, hospitales y transporte público, aunque sí podrán consumirse en bares y restaurantes. «La normativa se centra, principalmente, en proteger a los menores. Aunque establece menos límites que con el tabaco, sí prohíbe, por ejemplo, la publicidad de estos productos en la franja horaria infantil (de 16.00 a 20.00 horas). Tampoco podrán venderse a los menores de 18 años», destaca Celia Esquerrá, abogada de derecho sanitario y farmacéutico en Jausas. «Esta norma es un parche provisional», valora esta experta.

Asociaciones como el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y la Organización Médica Colegial (OMC) consideran estas restricciones «insuficientes». Esta última prevé, de hecho, presentar una serie de enmiendas ante el Senado, pidiendo, entre otras cuestiones, que la normativa en torno a la publicidad de este producto sea idéntica a la del tabaco, o que se iguale la fiscalidad. Para este organismo, el cigarrillo electrónico no supone de ninguna manera una salida al tabaquismo, puesto que incluyen nicotina.

Experiencia diferente.

Desde la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (Ance), «respetan» las limitaciones que propone el Congreso. «No planteamos este producto para dejar de fumar. No lo es, ni lo será nunca, de ahí precisamente que hayan sido considerados derivados del tabaco, en lugar de productos sanitarios», afirma su presidente, Manuel Muñoz.

El portavoz de Ance explica, así, que «vapear no es una alternativa al tabaco, y mucho menos una ayuda para dejar de fumar. Se trata de una experiencia diferente y complementaria. Hay cientos de sabores y modelos distintos. En las tiendas, se atiende a cada cliente durante un promedio de 40 minutos, se le deja probar unos y otros, hasta que se decide a comprar». Esta distinta propuesta de valor, no obstante, desaparecería en caso de que se prohíba su consumo en el interior de los comercios, como ocurre con el tabaco. «Sería el fin de nuestro sector», sentencia.

Los laboratorios farmacéuticos, por su parte, afirman apoyar «el derecho del fumador a elegir entre una selección de productos», pero insisten en la «necesidad de que se impongan controles que garanticen la calidad», comentan desde GSK.

¿Negocio redondo?.

Las franquicias creadas en torno a este boom proclaman que los márgenes para el vendedor oscilan entre el 40% y el 70%. «Yo diría que el 40% es más realista», opina Muñoz. «El 99,9% de los componentes de un cigarrillo de vapor se fabrican en China, en la región de Shenzhen, pero los hay buenos, malos y regulares. Un producto de calidad no cuesta menos de 12 ó 14 euros, a los que después hay que sumar IVA, transporte y otros gastos».

Muñoz coincide en que el sector se ha creado «de forma totalmente desorganizada» y en la conveniencia de «profesionalizar los puntos de venta. No es lógico que una zapatería pueda vender cigarrillos electrónicos; siguen siendo artículos que llevan nicotina y que requieren una conveniente formación del vendedor». En 2013, se cuatriplicó el número de tiendas especializadas en España; sólo en Valencia se han abierto 250. Ance calcula, sin embargo, que en España hay cabida para hasta 6.000 establecimientos.

¿Son verdaderamente inocuos?.

Qué dice la ciencia Los cigarrillos electrónicos son teóricamente menos dañinos para la salud que los cigarrillos convencionales. No obstante, se deben aún evaluar los efectos de una exposición prolongada a las sustancias que integran, así como al vapor que emiten. No está, por lo tanto, demostrada su total inocuidad. «Antes de seguir investigando, sería preciso garantizar científicamenteel contenido del líquido que se vaporiza», propone Ana Mª Furió, coordinadora del Grupo de Trabajo de Abordaje al Tabaquismo (GAT).

La revista médica BMJ (antigua British Medical Journal) publicó recientemente un artículo en el que concluía quela concentración de hidrocarburos aromáticos policíclicos (potencialmente cancerígenos), así como los niveles de aluminio y otras partículas sólidas en el aire, aumentan durante el usode los cigarrillos electrónicos. BMJ advierte, eso sí, que el estudio fue realizado sobre una muestra muy pequeña (nueve personas). Otro estudio, elaborado por la Food and Drug Administration (FDA) de EEUU reveló la presencia de toxinas, emitidas en concentraciones bajas, durante el proceso de vaporización de ciertos cartuchos.

Autorregulación.

La Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (Ance) ha elaborado un código de autorregulación, al que ha tenido acceso EXPANSIÓN, que incluye, entre otros puntos, adelantarse dos años a la implementación de la directiva europea en relación a los criterios de calidad, seguridad y pureza del producto acordados por Bruselas. También propone un sistema de licencias para que sólo puedan vender cigarrillos electrónicos establecimientos autorizados, que cumplan una serie de requisitos. Los productos deberán tener asimismo un seguro de responsabilidad del fabricante o del importador, y los vendedores no podrán hacer alegaciones sobre los beneficios para la salud.


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